top of page

Pasajes con la carga

  • Foto del escritor: Ernesto Astonitas
    Ernesto Astonitas
  • 13 may
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 14 may


Ya una etapa cerrada tras una herida en la leve oportunidad otorgada. Quizá pude intentar remar una vez más, llevar la cuerda sabiendo que era un sobresfuerzo inútil y aunque en el fondo podía salir mal, salió mal pero aun queda la marca de "lo intenté".


"Conserva esa lealtad y nobleza para quienes te respondan con la misma energía", resumió un cercano. Entre tanto, llegó la fase experimental del quien tuvo esa nostalgia de aquellos a quienes recordó en su momento, desde pequeñas memorias hasta a los que lastimó producto de su inmadurez.


"Nadie te devuelve lo que perdiste", dijo el José Mujica, expresidente de Uruguay que falleció mientras en Perú se cargaban mochilas de moral y presunta autoridad entre los denominados gobernantes. Y es esa mochila que nunca debes mirar siempre.


Quizá entró el miedo del recibido en del trance: de un puro a una persona egoísta y hasta atorrante qué termina siendo selectiva en quienes merecen su atención.


Es por eso que llega un punto de cuan importante es su entorno, más aún cuando estuvo 16 meses absolutamente solo, caminando por calles de día, noche y madrugada en algunas ciudades españolas. Una aventura bajo la sombra del escape del experimento sin temor a extraños y quienes se preguntaban: "¿Qué hace un peruano a estas horas, no tienes familia?".


El hogareño que quiso querer un poco la vida conociendo ciudades, pero a la vez en el temor de llevar su mera soledad. El que era denominado favorito por sus calificaciones, a posta de establecer límites en el valor a su trabajo en donde ponga las manos en un teclado o una cámara de vídeo. Ese coraje de despertarse y encontrar un significado, aunque cuando tenga esa cara de los cojones o se sienta hasta el culo porque está de coña, venga que no se va a vender fantasías.


"Los únicos derrotados en el mundo son los que dejan de luchar, de soñar y de querer". La pregunta que se hace leyendo es ese límite, entre la simpatía o la arrogancia. Todavía no se cruza el puente, pero ya no se le puede tomar por tonto aunque así su cejas engañen entre las posibles ventajas sobre los prejuicios de los otros. Al carrer.

Comments


Publicar: Blog2_Post

Formulario de suscripción

¡Gracias por tu mensaje!

  • Instagram
  • Twitter
  • LinkedIn

©2020 por El bolígrafo zurdo. Creada con Wix.com

bottom of page