Conviviendo con la sombra
- Ernesto Astonitas
- 21 mar 2023
- 3 Min. de lectura

"Yo soy mi prioridad", dice mientras observa al espejo una carga emocional que pesan sobre las ojeras más oscuras que una fatídica noche, llega al cuarto a tirarse a su cama, pero el dolor de su espalada le impide relajarse. Una sensación de egoísmo, pero necesario para calmar su ansiedad.
Antes de ello, el regreso a casa solo piensa en intentar dormir, en las dudas de si esto hubiera sido mejor o no, en si hubiera no haberlo escrito, como definir el tema, entre otros pensamientos de preocupación. Por un lado piensa preocuparse por el equipo, pero en el fondo es a él mismo, en sentirse ¿bien? si es que así lo considera —cuál frases bohemias de Bukowski o escenas de reflexión en 'Everything Everywhere All at Once', película ganadora de premios Óscar, en donde se ha sentido identificado en casi un 90% con la narrativa—.
"Lo estoy haciendo bien", se motiva cada vez que falla, comete un error, y no puede explicárselo a su amigo más cercano por temor una crítica o cualquier comentario, cierra su mente y solo busca un momento de paz con aquellas baladas japonesas, el 'City Pop' de los 80, la ola rockera de los noventa y un mix de los dos últimos a inicios del 2000. "Dejo las cosas claras", explaya mientras su cerebro es una lluvia de dudas que ni un Panadol o Clartitromicina podrán curar (aun así sea corto el tiempo). Ni siquiera eso parece suficiente.
"Necesito mi espacio", cuando lo que pide en el fondo un abrazo, estar dentro de un lugar conforme, donde puedan valorar cómo se siente. Despertar cada mañana para mantenerse firme y buscar la motivación a lo que ha conseguido en un periodo corto. En si estudiar y meterse a curso cual crayolas para dibujar, olvidando la paz mental que tanto reclama.
"He llegado muy lejos, ¿por qué no es suficiente?", se pregunta antes de irse a dormir y ver cualquier cantidad de "reels" en Instagram, sean los más estúpidos pero a la vez divertidos, que puedan sacarle una carcajada antes de dar vueltas por ansiedad, estrés, o, peor aún, un calor sofocante. Ni ver en el sistema de la universidad un trabajo que le costó un año de vida (y presupuesto) le es satisfactorio por completo. Lo único que recuerda fue que expuso y voló para cantar 'No se va' o 'Aprender a quererte'.
Y ahí recuerda que, al menos, tiene un techo donde dormir, tiene agua para lavarse, bañarse, y decide cerrar los ojos. Recuerda esas coberturas donde se cuestiona pero al menos no sufre al 100%, y en ese 'chip' de apoyar y viralizar la ayuda, es lo que -siquiera- le da una pequeña calma de hacer bien su trabajo.
Llega el día siguiente (cualquiera día recíproco), dudando en quien o qué lo levantará: su mascota, un taladro, un grito, un llanto, o la televisión. Antes sentía la necesidad de despertar temprano, ahora sí su cuerpo le permitiera, dormiría por horas para tener un momento consigo mismo. Pese a ello, en el fondo siempre señala: "Tengo una responsabilidad", dice. Y es que, aunque a él le sorprenda, lo toman como ejemplo y tiene una responsabilidad de seguir ayudando, como pueda pero lo hace.
Aunque eso le cueste su tiempo y convivencia propia. Porque pese a esas situaciones, esas malas noches y escenarios de ansiedad, ha logrado crecer su amor propio...bueno, para ser más, sigue en esa lucha. Convive con su sombra, que él decidirá en un futuro ser su acompañante o despojarlo por la eternidad. Tan agresivo no es, por lo que parece.
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