Siempre hay una primera vez (y con bigote)
- Ernesto Astonitas
- 24 jun 2021
- 2 Min. de lectura

Siempre existe una primera vez para los héroes, para quienes somos capaces de idolatrarlos. Aquellos que sacan una sonrisa en tiempos llenos de tinieblas, en épocas donde la garganta no aguanta más gritos de miedo e incertidumbre, y nacen los gritos de goles, de euforia, de hermandad. Y es que el fútbol ha vuelto a unir (temporalmente) a los peruanos. Aunque es un personaje que viene con pizza y bigote incluido como buen Corleone: Gianluca Lapadula. La diferencia es que él si es transparente (por ahora).
Ya a sus 31 años (nacido el 7 de febrero de 1990) corre como un joven muchacho que comienza a dar sus inicios en el fútbol profesional. Arranca, gambetea, colabora y siempre está atento. Quizá esa energía e impulso emocional en el campo es la conexión plena del fútbol con los espectadores en sus propios corazones. Tanto que hemos definido un concepto propio del llamado "chocolate". Tanto que la Real Academia Española lo reconoce. Tiempos inclusivos.
El 23 de junio, día donde la política parece una tortuga por quien quiere llegar primero, en una plaga de cargas en rocas rojas sobre decidir el futuro democrático (si es que es palabra ya no es tan manoseada) del país. Vivimos de los goles, y de los dólares también. Ni el VAR parece que salvará al Jurado Nacional de Elecciones. Ni el propio Lapadula, que es capaz de abrazar a Salas Arenas o a Keiko Fujimori para decirles "calma, calma, aquí estoy yo". El italiano, de madre peruana, parece que es la vacuna que necesitamos.

Esa es la bendita sensación, que seguro por más tiempo pase seguirá influyendo mucho. Un pacto entre la política para intoxicar hígados y sea descargado con goles de Gianluca como en sus bellas épocas del Pescara, donde metía harto orégano con pepperoni. ¿Tan amor hay que seríamos capaces de comprar pizza solo por él? Digamos que los analistas y publicistas han encontrado una luz en el túnel con ideas trending para salir de la crisis económica.
Por el momento, disfrutemos. De él y la selección, juntos. Guarda tu cuchillo para hablar sandeces de política o cualquier idea impulsiva, eso déjaselo a Twitter y sus comechados. Disfrutemos de la pasión y emociones. Sea como se dé el curso del torneo y el ambiente de la selección, Lapadula y es parte del corazón peruana. Si el cuto lo ama, palabra de maestro. No más fritura en un país de mozzarella (y lo dice un amante de la papa frita).
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